¡Bienvenidos a la temporada de vacunación 2024: entre picotazos, mitos y buena salud!
- Dr. Julio Enrique López Ruigómez
- 23 oct 2024
- 3 Min. de lectura

¡El otoño ha llegado! ¿Y qué trae consigo además de pan de muerto y hojas secas cayendo? Pues sí, la maravillosa temporada de vacunación en México. Desde el pasado 15 de octubre, estamos oficialmente en la etapa donde a más de uno le toca hacer fila en su centro de salud favorito, todo con tal de evitar que la gripe o el COVID-19 arruinen nuestros festejos decembrinos. Sí, lo sé, la vacuna no será lo más emocionante que tienes en el calendario, pero créeme, ¡te conviene más que cancelar la posada por estar en cama con fiebre y dolor de cabeza!

Mitos, realidades y... ¿conspiraciones?
A ver, vamos a poner las cartas sobre la mesa: hay una buena cantidad de mitos rondando por ahí, como si fueran rumores en la fila para comprar tamales. Aquí te desmentimos algunos de los más populares:
"La vacuna me enferma".
Esta es la joya de la corona. ¡Y no, no es cierto! La vacuna no te va a contagiar de COVID-19 o de influenza. Lo que sucede es que algunas personas pueden experimentar efectos secundarios leves como dolor de brazo, fiebre leve o malestar general. Pero es el cuerpo diciéndote "¡Ey, estoy creando defensas!", no que te esté tumbando con la enfermedad.
"Si me vacuno, me vuelvo un imán gigante" (¡Gracias redes sociales por este mito!).
No, no te van a pegar cucharas en la piel ni te convertirás en una antena de Wi-Fi. Esta idea es tan descabellada como creer que te vas a convertir en superhéroe después de una mordida de araña... aunque ¡vaya! eso sería genial.
"Ya no necesito la vacuna, porque ya tuve COVID/influenza".
¡Error! Aunque hayas pasado por alguna de estas enfermedades, vacunarte te da un refuerzo adicional. El sistema inmunológico es una maravilla, pero las vacunas son como el entrenador personal que le enseña a tu cuerpo a dar el golpe perfecto si el virus se aparece de nuevo.
¿Y qué pasa con los efectos secundarios?
Bueno, aquí es donde la mayoría de nosotros pone cara de "¿de verdad tengo que hacerlo?". Sí, es cierto, la vacuna puede dejarte el brazo un poco dolorido, y quizás un poco cansado. Pero, ¿sabías que esos efectos secundarios son señales de que tu cuerpo está chambeando? Está creando las defensas necesarias para que si te encuentras con el virus, este no te tumbe como si fuera un luchador profesional de la AAA.

Los efectos más comunes incluyen dolor en el sitio de la inyección (ese clásico "¡ay!" al intentar levantar el brazo para bajar del transporte público), un poco de fiebre, o sentirse como si te hubieras aventado un maratón de películas sin levantarte del sillón. Nada grave, y todo eso en favor de una salud a prueba de balas (bueno, no literalmente, pero ya me entienden).
¿Por qué vacunarse entonces?
Las vacunas, tanto contra la influenza como contra el COVID-19, no te hacen inmune al 100%. No es como un repelente mágico que evitará que te acerques a alguien enfermo sin correr riesgo. Peeero, ¡aquí está el truco! Lo que sí hacen es reducir las probabilidades de que tu caso se complique y termines en el hospital. Básicamente, es como si el virus llegara con malas intenciones, pero tu cuerpo le dijera: "¡No, aquí no, joven!".

Gracias a la vacunación, hemos visto una reducción considerable en la mortalidad por COVID-19 e influenza en los últimos años. Menos personas complicadas, menos camas de hospital ocupadas y más cenas navideñas con los abuelos.
Entonces, ¿Qué estás esperando?
Que no te sorprenda si en los próximos días te llama tu mamá, tu abuela o tu mejor amigo para preguntarte: "¿ya te vacunaste?". Recuerda que protegerte es proteger a los demás. Así que, esta temporada de vacunación 2024, no dejes que el miedo a la aguja te detenga. ¡Además, siempre puedes usar la excusa del "me siento un poco mal" para evitar limpiar la casa después!
Así que, ¿listos para el picotazo? Que este otoño te atrapen los buenos hábitos, no los virus. ¡Nos leemos pronto!

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