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El Día que una Cucaracha se Mudó al Oído de mi Paciente. Un Relato desde la Consulta


Como médico, he visto muchas cosas. Desde resfriados comunes hasta fracturas complicadas, pocas cosas logran sorprenderme. Pero hay un enemigo pequeño, marrón y de seis patas que siempre logra desarmarme: las cucarachas. No lo niego, esos insectos me generan una incomodidad que prefiero evitar. Pero nada me preparó para lo que sucedió ese día en la consulta, cuando una paciente de 8 años entró con un dolor de oído y una sorpresa inesperada.


Un Dolor de Oído que No Parecía Tan Inocente


Era un día común en la clínica, o al menos eso pensaba. Mi paciente, una niña de 8 años, había llegado acompañada de su madre. La pequeña se quejaba de un dolor agudo en el oído derecho y decía que sentía algo moviéndose adentro. Su madre estaba preocupada, pero en mi experiencia, los dolores de oído en los niños suelen deberse a infecciones comunes. Así que comencé con la exploración física esperando encontrar un tímpano enrojecido o, en el peor de los casos, un tapón de cerumen.



Al acercarme para revisar su oído, ella hizo una mueca de dolor. Encendí mi otoscopio, tomé aire y me preparé para lo habitual... pero lo que vi me dejó helado. ¡Ahí estaba, moviéndose, una cucaracha viva dentro del canal auditivo! Mis manos, que en otras circunstancias se mantendrían firmes, comenzaron a temblar ligeramente. No podía creerlo: una cucaracha se había instalado en el oído de mi pequeña paciente, y ahora me tocaba a mí, con todo mi nerviosismo hacia estos insectos, sacarla de ahí.


Manteniendo la Calma... o al Menos Intentándolo


La niña, ajena a mi lucha interna, seguía mirándome con esos ojos grandes y confiados. No había vuelta atrás; tenía que sacar a esa cucaracha antes de que causara más problemas. Primero, respiré hondo y recordé que, aunque mi ansiedad ante las cucarachas era real, la seguridad y bienestar de mi paciente eran lo más importante. Además, no podía dejar que ella notara mi nerviosismo. ¿Cómo le explicas a una niña que el doctor le tiene miedo a la cucaracha que tiene en el oído? ¡Era casi ridículo!


¿Qué Pasa si No la Sacamos?


Antes de actuar, rápidamente consideré las posibles complicaciones. La cucaracha, con sus patas ásperas y cuerpo robusto, podía causar daños en el canal auditivo, raspar la piel sensible, o peor aún, perforar el tímpano si seguía moviéndose. Además, si el insecto no se retiraba pronto, podría desencadenar una infección severa. No solo era cuestión de comodidad; la salud de mi paciente estaba en juego.



La Estrategia: Desalojando al Ocupante No Deseado


Opté por una de las técnicas más seguras para este tipo de situaciones: el uso de aceite mineral. El objetivo era ahogar al insecto para detener su movimiento y facilitar su extracción. Expliqué todo a la madre y a la niña, en un tono calmado que contrastaba con mi interior. Vertí con cuidado el aceite en el oído de la pequeña, y pronto, los movimientos del insecto cesaron. Aunque me sentí algo aliviado, la tarea difícil aún estaba por venir: sacarlo sin causar daño.


Tomé un par de pinzas especializadas, diseñadas para estos casos, y con el pulso más firme que pude reunir, procedí a retirar al insecto. Lentamente, logré capturarlo y lo extraje del oído. Cuando finalmente lo vi fuera, tuve que contener el impulso de tirarlo lo más lejos posible. En su lugar, lo deposité en un frasco para que la madre pudiera verlo y creer lo que había estado en el oído de su hija.


Un Final Feliz y una Lección para el Futuro


La niña, ahora libre de su visitante indeseado, sonrió y me dio las gracias. Para ella, lo peor había pasado, y pronto estaría jugando de nuevo sin preocupaciones. Su madre, después de una mezcla de asombro y alivio, me preguntó cómo algo así podía suceder. Le expliqué que, aunque raro, no es imposible que insectos entren en los oídos, especialmente si los niños juegan en lugares donde estos insectos pueden estar presentes.



Para evitar futuras aventuras similares, sugerí que la pequeña evitara acostarse en el suelo o jugar en áreas donde estos bichos pudieran estar. Además, les recomendé mantener el hogar limpio y libre de estos visitantes no deseados, porque una vez que una cucaracha se siente cómoda, ya sea en un rincón oscuro o, como en este caso, en un oído, no es fácil hacerla salir.


Reflexión Personal: Lo que la Cucaracha me Enseñó


Ese día aprendí que la medicina está llena de sorpresas, y que incluso los médicos pueden tener que enfrentarse a sus miedos. Pero sobre todo, recordé que, sin importar cuán nervioso pueda estar, mi deber es con mis pacientes. ¿Cucarachas en el oído? Puede que no sea mi escenario favorito, pero si algo así sucede de nuevo, al menos sé que puedo manejarlo… con un poco de aceite mineral, unas pinzas y mucha determinación.


Este artículo pretende mostrar que incluso en los momentos más inesperados, la medicina puede enseñarnos tanto a los pacientes como a los médicos. Porque al final del día, todos tenemos nuestras cucarachas, y lo importante es saber cómo lidiar con ellas, tanto dentro como fuera del consultorio.

 
 
 

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